Haber nacido en frontera es haber crecido viendo dos mundos distintos. El muro siempre ha estado allí, era una cerca no tan vergonzante como la que después se construyó a base de placas de acero en los inicios de los 90, durante el Gobierno de Clinton, en la franja fronteriza con México.
La Heroica Nogales, Sonora, ciudad que colinda con Nogales, Arizona, muy unidas por su topografía y también por sus tragedias. Una constante es la trama de los migrantes, situación que por desgracia se nos fue haciendo costumbre a los nogalenses, al estarlo viendo una y otra vez en las inmediaciones de la línea internacional, cuando llega todo deportado en esos buses blancos y vidrios polarizados.
Descendiendo del camión que los trae con su destino a las puertas de México, Welcome to Nogales. Unos con sus pertenencias del tamaño de una mochila. Otros, ni tan siquiera con ello. Son personas que han sido expulsadas de un país donde trabajaron aportando con la mano de obra a muchas compañías, y también otros en el campo, levantando la cosecha que no todos desean hacer en las grandes extensiones de tierra en california.
Haber nacido en frontera, significa, haber visto desde niña, en la Plaza de las Banderas, cada una ellas ondeando sus colores y sus escudos de los países que integran las Américas.
Me llamaba la atención oír decir a la gente, que del otro lado vivían los americanos. Después me quedó claro, que yo también era americana, por haber nacido en México, y que mi país era parte de este continente al que saquearon cantidades industriales de oro y plata, y tantas riquezas, los conquistadores.
No solo se llevaron los metales cotizados de la Nueva España, sino de los Virreinatos del Perú y del Rio de la Plata.
Haber nacido en Frontera también significa, recorrer calles iluminadas de los comercios, de taquerías, de negocios de Curios y consultorios de dentistas con sus letreros “English Spoken”.
La vida diaria en la frontera, era el pitido de mañana y tarde del tren que atraviesa la ciudad, y que muchos migrantes lo utilizan como un medio de transporte para cruzar a otros “mundos mejores”.
Sentir la diferencia en cuestión de minutos de viajar a un país al otro. Un Nogales con sus ruleteros partiendo a cada instante, en las afueras de la parroquia con sus vendedores de fruta cortada con arte pero también con mucho chile y limón.
Ver gente sentada en los parques, caminando, oír niños en su recreo escolar. Una frontera con sus turistas, haciendo ese recorrer en la avenida Obregón, y tomarse la foto tradicional en la carreta y el burrito con el sombrero charro, no faltaba quien lo hiciera. Todo cambia, al cruzar al toro lado del muro, todo se vuelve más monótono y más silencioso.
Nogales, Mexico
Fue una experiencia maravillosa el haber ido a la presentacion de “La Monarca” en Tubac, Arizona. Me emociono ver las mariposas, en un momento se piensa la sensacion que se tendria estarlo viendo en los santuarios de Michoacan. Lugar donde la mariposa monarca migra desde Canada y atraviesa EE.UU, para llegar al lugar que lo hace espectacular en Mexico. Olivia Barrionuevo se recrea en “La Monarca” para exponer su arte y su coleccion de rostros con mariposas. Agradezco a esta gran fotografa y exponente del arte, el haber traido su proyecto a Arizona.