Dejar mi país fue muy doloroso

Dejar mi país fue muy doloroso

Dejar mi país fue muy doloroso, y me llevó muchos años adaptarme a mi nueva patria. Tuve la oportunidad de escoger entre dos caminos: regresar a México, a una vida que ya conocía donde tenía una red de amigos que me querían y apoyaban, o quedarme en Estados Unidos y emprender un camino que no había transitado lleno de desafíos.

Nunca pensé en venir a vivir a Estados Unidos, pero la vida me tenía una sorpresa y llegué a este país. Los primeros cinco años fueron muy duros, no hallaba mi lugar, no encontraba empleo, no tenía amigos, lloraba todos los días y me sentía desolada. Me pregunté muchas veces qué estoy haciendo aquí. Muchas veces estuve a punto de regresar a México, pero algo hacia que me quedara. Si tanta gente quiere estar aquí es por algo, me decía a mi misma. Aunque yo no encontraba ese algo.

Poco a poco, la madeja se fue desenredando y encontré mi lugar, el empleo que tanto buscaba y los amigos que me hacían falta. 16 años más tarde puede decir que me siento contenta, satisfecha. Aún echo de menos México, mi ciudad, mis amigos pero me gusta la persona en que me he convertido,una persona bilingüe más tolerante. Quiero pensar que también soy una mejor amiga, una mejor madre, una mejor reportera y buena compañera. No sé en qué momento comencé a sentirme cómoda y a amar a mi nueva patria. Ser inmigrante es muy duro al principio pero con el tiempo tanto los inmigrantes como la patria que nos acoge, nos enriquecemos mutuamente.

La migración es un fenómeno que hace más grande a los países. Lo que he visto a través de mi trabajo como reportera durante 16 años en California es que quienes emigran son personas muy valientes que arriesgan hasta sus vidas en búsqueda de una vida mejor para ellos y sus familias. La mayoría no salen de sus países por gusto sino empujados por condiciones económicas apremiantes o por la violencia. Cuando llegan a su nuevo país, trabajan muy duro y sin descanso. Suele tener dos o tres empleos porque están hambrientos de progresar y una vida digna. La migración enriquece a los países porque trae mano de obra que muchas veces no se encuentra disponible en países como Estados Unidos. Es el caso de la agricultura que depende en más del 90% del trabajo del inmigrante. Sin ellos no habría producción de alimentos. Así que no solo son el sostén de muchas industrias en Estados Unidos sino que también traen sus tradiciones culturales, su comida, sus bailes, etc. Cuando un niño crece en una ciudad diversa donde puede convivir con gente de muchas razas aprende a ser tolerante y a apreciar la diferencia. La migración ayuda a hacer más grande a los países. Y pienso que si Estados Unidos es la primera potencia del mundo es porque los inmigrantes han contribuido con su trabajo a que se le ubique en esa categoría.

Los Angeles, CA